A comienzos del siglo XIX, las costas que se extendían entre el río de la Plata y Chiloé eran la puerta de entrada a las recientemente independizadas naciones de América. Con el objeto de reconocerlas para eventuales acciones, la marina británica envió varias expediciones que las describieron cuidadosamente con sus islas, puertos, canales, bahías y otros accidentes geográficos.
Una de estas expediciones, a cargo del hidrógrafo australiano Phillip Parker King, oficial de la Royal Navy, llevó a cabo diversos recorridos entre 1826 y 1830 a través del enorme sistema de archipiélagos que se prolongaba entre la boca oriental del estrecho de Magallanes y la isla de Chiloé. Para quienes no fuesen yaganes, kawésqar o miembros de otros grupos indígenas, se trataba de aguas peligrosas y desconocidas, por lo cual las expediciones hidrográficas proporcionaban valiosa información tanto científica como útil para los balleneros que por aquellos años las surcaban.
Cápsulas de tiempo en las cumbres
Según consta en los diarios de navegación, los marineros ingleses solían dejar testimonios de su presencia en determinados sitios, especialmente aquellos de difícil acceso o nunca antes visitados. En Magallanes, lo hicieron en forma de memoriales que depositaron en las cumbres, a las que subían portando teodolitos y otros instrumentos de medición. Cinco de estos testimonios corresponden a los viajes comandados por Parker King, quien en su diario señaló la ubicación y describió el contenido de cada uno. Hasta el momento, solo se han encontrado cuatro, de los cuales se conservan tres: uno en el Museo Marítimo Nacional, otro en el Museo del Recuerdo de la Universidad de Magallanes y un tercero en el Museo Martin Gusinde de Puerto Williams.
Este último fue depositado en mayo de 1829 en la cima del cerro más alto de la isla Skyring, bajo una pila de piedras. En el año 1981, cuando ya estaba destruido por el paso del tiempo, el memorial fue extraído por la Armada de Chile y entregado al Museo de Puerto Williams. Allí se expone actualmente su contenido: una vasija de cerámica con su corcho y un pergamino, además de medallas conmemorativas, monedas y botones. Como una verdadera cápsula del tiempo, dichos objetos recuerdan la exhaustiva tarea hidrográfica ejecutada hace casi 200 años por un grupo de navegantes ingleses en el confín austral sudamericano.
Descarga el artículo completo “La expedición hidrográfica inglesa de Phillip Parker King en el extremo austral americano, 1826-1830: el memorial dejado en la isla Skyring, conservado en el Museo Martin Gusinde”, por Ximena Urbina Carrasco.